En 2010 el 3D fue uno de los temas más hablados en el panorama tecnológico, pero la necesidad de utilizar gafas, muy caras por cierto, no terminó de dar el empuje necesario para la aceptación de esta tecnología por parte del consumidor.
El reto ahora es conseguir el mismo efecto pero sin necesidad de utilizar gafas y Toshiba lo ha conseguido, aunque de momento se queda en 8 pulgadas, pero sin que la imagen pierde definición o se produzcan cortes secuenciales.
La calidad del efecto 3D es muy buena, pero aún hay ciertos aspectos a mejorar como la perdida de dicho efecto al variar el ángulo de visión. No es la solución definitiva a lo que queremos los consumidores como pantallas 3D, pero es un paso muy importante.
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